El lentigo simple, también conocido como lentigo senil, son pequeñas pigmentaciones o manchas que generalmente se asocian a la edad, y cuya aparición se produce en las zonas del cuerpo que más han sufrido la exposición al sol, como es el caso de las manos y de la cara. El lentigo suele ser benigno, representando únicamente un problema de orden estético, aunque también existen casos de lentigos malignos.
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Diferencias entre lentigo benigno y lentigo maligno
Los lentigos benignos, o lentigos solares, son las típicas manchas solares que tanto mujeres como hombres presentan en la piel más o menos al cumplir la cincuentena. Suelen aparecer en las manos, mejillas y sienes, con colores uniformes que van desde el marrón al negro, bordes delimitados y formas regulares.
El lentigo benigno suele darse en personas que han estado expuestas al sol de una forma prolongada en el tiempo, ya sea por motivos laborales o por motivos de ocio, como practicantes de deportes outdoor o aficionados a tomar el sol en playas y piscinas.
Existen algunos casos de lentigo maligno, que es en sí una de las formas en las que se presenta el melanoma, el temido cáncer de piel, cuya detección debe ser lo más temprana posible para tener un buen pronóstico.
El lentigo maligno suele presentar diferentes tonos de color, además de tener formas irregulares y de ser más grandes que los lentigos benignos. El crecimiento de los lentigos malignos es continuo.
🔍 Prueba diagnóstica y prevención del lentigo
Ante cualquier surgimiento de manchas en la piel es conveniente visitar al dermatólogo. Aunque el color y la forma de las manchas pueden indicar la existencia de un lentigo maligno, es únicamente mediante la realización de una biopsia, que requiere de anestesia local, como se puede confirmar el diagnóstico.
Tanto los lentigos simples como los lentigos malignos son consecuencia del efecto de los rayos solares sobre nuestra piel, por lo que la principal prevención es la protección solar. Nunca es conveniente tomar el sol durante las horas centrales del día, y siempre que se haga ha de realizarse con cremas protectoras apropiadas para cada tipo de piel, sin olvidar el uso de protectores físicos, como sombrillas, gafas de sol, viseras y gorras.
Tratamiento de los lentigos
En el caso de que se trate de un lentigo benigno, los tratamientos más habituales son mediante la aplicación de diferentes sustancias químicas, la crioterapia, tratamientos láser o de luz pulsada.
Si, por el contrario, el diagnóstico indica que estamos ante un lentigo maligno, nos enfrentamos a un melanoma, cáncer de piel que sin un tratamiento adecuado y precoz puede extenderse, provocar metástasis y, en ocasiones, incluso la muerte. Generalmente el tratamiento es quirúrgico, consistente en la extirpación de la mancha con un adecuado margen de seguridad.
Como en todo lo relacionado con la salud, no hay mejor tratamiento que la prevención. Hay una máxima en la estética que afirma que “la piel tiene memoria”. No abuses del sol, y disfruta de él con la adecuada protección. Para prevenir la aparición del lentigo en la cincuentena hay que tomar medidas desde la primera juventud.